
Mientras la tormenta Stephanie sacude Galicia, la alemana Stephanie Schrecker vive un homenaje. Porque esta mujer pagó por dar su nombre a la borrasca. Lo mismo que su compatriota Ruth Radeke, que pagó por bautizar a la anterior ciclogénesis explosiva. Y, en unos días, Kristina Gaster tendrá el honor de ver como su diminutivo cariñoso -Tini- arrasa Europa con vientos huracanados.
Porque bautizar un temporal es posible y tiene precio: 199 euros. Puede ser un original regalo para San Valentín. O la oportunidad de dar una sorpresa a la suegra. Su nombre sonará en todos los telediarios mientras la borrasca destroza paseos marítimos, tumba árboles, cierra aeropuertos y corta electricidad, carreteras y vías férreas.
En Europa, el organismo encargado de los nombres es la Universidad Libre de Berlín. Basta rellenar un formulario y abonar el precio para conseguir entrar en la lista tras Petra, Qumaira o Ruth. El bautismo se produce por orden alfabético entre todos los que han pagado. Y, cuando se llega a la “z”, vuelve a empezar por la “a”.
Es posible que su mujer o su suegra no queden satisfechas con el regalo. Pero no importa. Los años pares, las borrascas se llaman con nombre de mujer. Y los impares, de hombre. Así que en 2015 tendrían ocasión de desquitarse.
[box size=”large”]Bautizar un anticiclón es más caro porque duran más tiempo: 299 euros[/box]
La Universidad Libre berlinesa lleva desde 1954 asignando los nombres a los fenómenos atmosféricos europeos. Y, desde 2002, permite a los ciudadanos bautizarlos, siempre previo pago. Los anticiclones, más duraderos, son también más caros: 299 euros. Pero no suelen tener el impacto mediático de las tormentas. Con el dinero recaudado, el Instituto de Meteorología de Berlín financia parte de sus actividades.
Programa “Adopt a Vortex”
No es posible por ahora bautizar los ciclones tropicales. En el caso de los tifones (en el Pacífico) y los huracanes (en el Atlántico), el nombre se lo asigna la Organización Meteorológica Mundial. La costumbre surgió durante la II Guerra Mundial en EEUU y se mantiene hasta hoy, con nombres ya míticos como el Katrina, que arrasó Nueva Orleáns en 2005.
Sin embargo, una compañía privada –Weather Channel– ha comenzado a bautizar los fenómenos meteorológicos por su cuenta, a cambio de dinero. La iniciativa ha despertado una gran polémica, aunque el canal lo justifica diciendo que un nombre ayuda al público a identificar el riesgo y tomar precauciones ante una alerta por ventisca, nieve, aguaceros o fuertes vientos. Para muchos meteorólogos en realidad sólo se trata de un negocio.
El programa para apadrinar tormentas se llama “Adopt a Vortex” (Adopta un Vórtice) y es posible bautizar una ciclogénesis en Galicia en el siguiente enlace: ADOPT A VORTEX.
I should like pay for give my daughter name to a huracan
Quiet Aladdin at un huracan