Anduxía, Plataforma para a regeneración y recuperación del litoral de Bueu, ha alertado de la desaparición de bosques de algas pardas en la costa de Bueu y Ons, en el municipio de Pontevedra (Galicia).
La disminución de las extensiones de sargazos, también llamados carrumeiros y golfeiros, y otras laminariales preocupa a la asociación, que ha pedido a la Consellería do Medio Rural e Mar que investigue sobre lo sucedido.
Los bosques submarinos de algas es típico de aguas someras y claras, ricas en nutrientes, y típicas de aguas frías, por debajo de 20º centígrados. Este tipo de algas son importantes lugares para la vida y reproducción de numerosas especies marinas de crustáceos, como nécoras o centollos, y también para diferentes tipos de peces.
[box size=”large”]Los bosques de laminarias son uno de los hábitats marinos más productivos[/box]
Estos bosques son considerados uno de los hábitats marinos más productivos biológicamente y se extienden en zonas costeras poco profundas. Su gran extensión y localización facilita su cultivo, por lo que existen importantes explotaciones de extracción de estas algas.
La desaparición de las algas pardas supone una paralización de este tipo de explotaciones e indirectamente, un cambio en los recursos pesqueros.
Según afirma la asociación, en los últimos cinco años ha habido una disminución drástica de las poblaciones de saccohriza y de laminaria. El portavoz de la misma indica que una de las causas puede ser el aumento de la temperatura del agua a causa del cambio climático pero que no se debe simplificar el problema y llegar a la raíz del asunto, mediante investigación científica y tomar las medidas necesarias.
Las laminarias actúan en los fondos marinos exactamente igual que los árboles en los bosques: como alimento y refugio para una larguísima lista de especies, muchas de ellas de interés comercial. Según han avanzado distintas investigaciones, su extinción está relacionada con el declive en capturas de especies como calamares, chocos, robalizas y fanecas, además de las ya citadas de nécoras y centollos. Por ello, las consecuencias económicas de su extinción se calculan en millones de euros.